lunes, 1 de abril de 2013

Tarea 3 "el sol y la nube"



El sol y la nube
“El estrella luminosa, centro de nuestro sistema planetario viajaba por el cielo, alegre y glorioso sobre su carro de fuego, lanzando sus línea de luz que procede de un cuerpo luminoso, y especialmente las que vienen del Sol en todas las direcciones, a pesar de la rabia de una masa de vapor acuoso suspendida en la atmósfera de humor de temporal, que rezongaba.
Despilfarrador,
parte del cuerpo humano unida a la extremidad del antebrazo y que comprende desde la muñeca inclusive hasta la punta de los dedos rota, regala, regala tus rayos, verás cuántos te van a quedar. En los viñedos cada grano de  baya o grano más o menos redondo y jugoso, fruto de la vid, que forma racimos que maduraba sobre los sarmientos robaba un rayo al minuto, o también dos; y no había una brizna de cualquier planta con tallos delgados y tiernos que no desarrolla tejido leñoso y solo vive hasta florecer, o arácnido con tráqueas en forma de bolsas comunicantes con el exterior, con cefalotórax, cuatro pares de patas, y en la boca un par de uñas venenosas y otro de apéndices o palpos que en los machos sirven para la cópula. En el extremo del abdomen tiene el ano y las hileras u órganos productores de la seda con la que tapiza su vivienda, caza sus presas y se traslada de un lugar a otro, o flor, o gota de agua, que no se tomase su parte.
Deja, deja que todos te despojen: verás cómo te lo agradecerán, cuando no tengas nada más para regalarles.
El sol continuaba alegremente su viaje, regalando rayos por millones, por miles de millones, sin contarlos.
Solamente al ocaso contó los rayos que le quedaban: y fíjate, no le faltaba ni si quiera uno. La nube, de la sorpresa, se disolvió en
agua congelada que desciende con violencia de las nubes, en granos más o menos duros y gruesos, pero no en copos como la nieve.
El sol se zambulló alegremente tras el horizonte.